jueves, 23 de abril de 2009

Son médicos

“No se asuste, señora, son médicos” me avisó el responsable de hacerme la ecografía de rigor. Lo cierto es que la enfermera me había dejado preparada; una sábana cubría mi desigual pecho y toda yo, desparramada sobre la camilla de turno. Y allí, frente a mí, tenía a 4 médicos anunciados y 1 pagado, el que sujetaba el aparato.
Me sentía como en un casting, nerviosa e intimidada por el inesperado público que estaba asistiendo a mi programado striptease. Lo cierto es que, para ser médicos, se les veía bastante impresionados por la imagen. No sé si eran las cicatrices de la operación, la desigual mirada de mis ‘otros ojos’ o sencillamente que no les gustaba el color de la estancia.
El caso es que tan solo tuvieron que pasar unos pocos minutos para que se acortaran las distancias. Apenas sin darme cuenta, les estaba invitando a tocar la cicatriz de mi pecho. Y ellos, sin dudarlo, tocaban, tocaban, pero con temor. “No tengáis cuidado, si he perdido la sensibilidad en esa zona” les animé.
Al final lo logré, resulté absuelta de cualquier diagnóstico negativo, “este nuevo aparato permite comprobar la evolución de estas cicatrices, que en este caso es buena” sentenció el único que, por lo visto, no era mudo.

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